07 enero 2010

¿TE SUBES?

Un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo, estoy recordando. El escalofrío es directamente proporcional a la cantidad de recuerdos. ¿Tan imbécil fui? Fui más que eso.
Yo pensaba que las sonrisas nacían. Que una simple llamada de teléfono no era un hecatombe de sentimientos. Que el mar no tenía límites. Que 70 km eran mucho y 555 pocos. Que los amigos se tenían y no se mantenían. Que María, Lorena y Anicka eran personas diferentes. Solté el timón del velero. Y claro, me desenganche de la vida.
Hoy se que una risa a tiempo es prácticamente un milagro. Una tarde de lluvia en algún lugar de Madrid es perfecto. Los días aburridos hacen que los divertidos sean geniales. La improvisación es fascinante. El mar tiene límites porque hay costa desde donde mirarlo. Los kilómetros son pocos si los recorres ilusionado. Y yo, siempre seré yo. ¡¡¡Viento en popa a toda vela!!! Y por supuesto, estoy enganchada a la vida.

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