20 agosto 2006

PIEL DE ÉBANO


¿Y si mi cuerpo jamás hubiese probado tu sudor?
¿y si la noche no nos hubiera confundido, embriagada
por nuestros jadeos, en un solo ser?
Tal vez tu piel de ébano resultaría menos deseable,
quizá mis sentidos no buscaran tus suspiros.

Quien sabe si aquella noche de invierno,
en aquel rincón se esperaban caricias,
en vez de pasión y locura,
jadeos y ternura,
enajenación provocada por el deseo.

¿lo sabrá el mar, que en el fondo de la noche
lamentaba no tener lo que nosotros compartíamos?
¿lo sabrá el amanecer que juntos no encontró
exhaustos y alegres de amarnos por primera vez?
¿lo sabrá el cielo que desde entonces contempla
desde arriba las repeticiones de aquel encuentro?

Lo sabrá tu piel...piel de ébano.