10 enero 2010

CUANDO NO HAY MUCHO QUE PODER DECIR

Ya tengo casi casi la habitación lista. Queda lo mas duro, el cambio de trastos y cacharros varios de unos muebles a otros. Menos mal que he ido haciendo limpieza.

Si es que esto me pasa por no cambiar de "look" que es lo que simplemente hago cuando tengo una decepción o cambio radical en mi vida. Pues no, esta vez me da por mezclar Ikea con Bricomanía y claro, pasa lo que pasa, que estoy reventada. Y lo que tiene el estar todo el día sin mas actividad que la de dar con un rodillo, brocha o pincel en la pared, es que siempre ves lo mismo, e incita a pensar en las mismas cosas una y otra vez.

A la hora de comer, había pensado darme una vuelta por el pueblo, pero ha dicho mi padre...
-Va a empezar a nevar de un momento a otro.
A parte de provocarme una carcajada que casi hace que se me atragantara la pechuga villaroy, también ha desechado en un momento la idea del paseo, porque cuando mi padre dice que nieva...es que nieva. Ojo clínico y que claro se ha tirado toda la mañana escuchando partes meteorológicos. Así que vuelta a la brocha y a mirar toda la tarde la misma pared. Como cuando eres chico y te castigan...aunque esta vez el castigo me lo he puesto yo solita.

En fin, cuidado con las nevadas, que mas de uno nos quedamos incomunicados mañana. Usar protección y cadenas para el coche y abrigaros mucho que si no termináis como mi Nena y Lis, cogiendo mas frío de la cuenta.

*Y es que cuando no hay mucho que poder decir, tampoco se puede callar"

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