25 febrero 2010

CUANDO RECLAMAS MI AUSENCIA

Las noches en que no necesitas mi compañía, tu indiferencia muestra su verdadera cara. Entonces, siento que soy un punto ínfimo en el espacio, apenas nada, y todo empieza a perder el sentido. Mi cabeza y mis pensamientos dejan de recordarte, no me pregunto por ti.
Dejo de imaginar mi cuerpo recostado en tu cama con algún cuaderno que me oculta, observando tus movimientos mientras tu estás sentado en la mesa absorto en tus quehaceres.
Se pierde el inventar momentos memorables de nuestro pasado, y el no imaginar cosas imposibles de nuestro futuro.
Ya no pienso en el viernes que viene, ni en el sábado. Ni en cómo ingeniarmelas para cruzarme contigo y al menos intentar manipularte para que me invites a tomar una copa, o a dar un paseo, o a ir al cine o a perdernos por una eternidad.
Esas noches en las que reclamas mi ausencia, mi orgullo me vence durante unos instantes, apenas segundos, y te olvido. Lo justo para darme cuenta de que te he olvidado y empezar de nuevo a recordarte.

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