VINI, VIDI, VICI

El lunes pasado por la tarde llegó. Quedamos para cenar. Una cena amena, divertida, como en "los lagañosos tiempos". Hacía mucho que no tenía una cena así con el. Parecía que nos acababamos de conocer otra vez. Creo que echaba de menos eso. Dejamos a un lado lo pasado entre nosotros y volvimos a ser los amigos de siempre. KFC para no sentirnos diferentes a aquellos primeros días. Una vuelta en el coche, Santiago Bernabeu, la antigua ciudad deportiva donde ahora hay ¿4 torres?, Castellana arriba y abajo, Museo del prado y vuelta a Huertas donde el se hospedaba.

El martes volvímos a quedar para cenar, dar una vuelta y tomar algo. Si no fuera por el tráfico pensaría que estamos en Almería de nuevo. Fuimos a ver a Ana, Pablo y Edu. ¿qué horas son estas?. Nos vamos que hay que ver el partido. Ni partido ni nada, que raro, nos lo hemos vuelto a perder. Atasco increíble en la carretera y cena en el wok, para no desentonar, por si acaso. hablamos del uno, del otro. Yo estoy bien así, yo también, que siga así siempre. Toma mi mochila y ya sabes que me la tienes que devolver, una excusa para no dejar de vernos al menos por ahora.

El miércoles, solo hubo una conversación telefónica. Sin duda vuelven a ser los tiempos que tanto anhelaba, con la diferencia que ahora esta allí y yo aquí. 550 km de distancia y esa complicidad y ese genio y carácter que dicen que jamás perderemos esa amistad pues ya sabemos cual es el sitio de cada uno. No hubo mas, no pudo ni debió ser de otra manera.

El jueves por la mañana mientras el andaba aún de camino, yo ya me sentía liberada. El creo que se sintió libre un poco antes. Un abrazo y dos besos en la distancia. Así ha de ser. Quiero que le vaya bien, se que se lo merece. El quiere que sea feliz, sabe que me lo merezco. Los dos seremos felices tendiéndonos la mano en la distancia.

Hasta la próxima.