17 octubre 2007

REMEMORANDO

-Soy una niña, sabes que no nos dejan.
-A mi me da igual, me gustas.
-¿De verdad te gusto?
-De ti me gustan desde las pelotillas que se te hagan entre los dedos de los pies hasta la comida que se te queda en el aparato.
-Joé, ¡que asco!, si eso es el amor te aseguro que yo no siento eso por ti. Me toca una de tus pelotillas y me muero...
-Entonces, ¿qué sientes tu por mi?
-Y yo que sé, estoy acostumbrada a verte, será eso.
-¿Me das un beso?
Y así empezó la historia...ahora me río al recordarlo pero hay que reconocer que era genial aquella época. Tu un chico mayor, guapo, amigo de mis amigos y de los suyos, hijo modelo y con un buen futuro, y yo, una simple niña de colegio viviendo un cuento de hadas.
Fines de semana en la sierra recorriendo pueblos con una moto que con suerte subía el puerto que separaban nuestras casas. Carreras en bicicleta en las que siempre me dejabas ganar porque si no me enfadaba. Partidas a la consola los sábados por la noche porque no me dejaban salir. Cartas de amor escritas en aulas de instituto mientras yo jugaba a la comba en el patio. De repente dejé de jugar, bueno jugar jugaba... pero tu conmigo y yo contigo, a experimentar y descubrir una vida en pareja para la que no estábamos preparados pero afrontábamos con ilusión. Viajes de tres días para esquiar y estar solos. Paseos por el Retiro de la mano y viajes en barca por su lago, me sentía damisela y tu capitán de fragata seductor. Hacer que no nos conocíamos en una discoteca solo por divertirnos y volver a conquistarnos. Escondernos en el baño de un tren de cercanías y hacer de las nuestras. Descubrir la desnudez del otro sexo agazapados en una buhardilla antes de ayudarme con los deberes... Tantas experiencias juntos para que un día llegara un viernes del frío diciembre y decidiéramos en un momento de locura que en años de relación, no había nada que en verdad nos uniera.
Buscamos el calor en otros brazos ese invierno. Yo lo encontré en febrero , tu en marzo y no volvimos a saber nada el uno del otro por nuestras propias bocas.
Yo enamorada del que hasta hace unos meses era el amor de mi vida y futuro padre de mis hijos, tu enamorado de la que sería la madre de tus hijos y el amor de tu vida. Vidas paralelas y desconocidas. Para mi dejaron de existir paseos en bicicleta y cartas de amor escritas en el instituto. Ya no era una niña y me olvidé de mi infancia y de lo que aquello conllevaba para entregarme al hombre que me tenía obnubilada. Le amé como ninguna otra mujer le va a amar jamás, y creo que el a mi también. Compartimos momentos muy especiales, apasionados, risas, llantos, en definitiva me ha visto crecer y me he convertido en una mujer a su lado. Se que tienes razón en que nos ha ido mal, y que jamás volverá a mi lado ni yo al suyo, pero ha sido la persona mas importante en este tiempo, hay otras importantes si, pero digamos que es el que mas me ha marcado.
Y ahora reapareces en mi vida echándole la culpa al destino desbaratando mis ideas y planes, con tu fantástica vida de yuppie y recordándome a cada instante lo que podía haber sido y no fue. He tenido una buena vida desde que no has estado, he tenido a mi lado gente tan maravillosa como tu y me han dado tantas cosas como las que me has podido dar tu. Prefiero hacer lo que estoy haciendo ahora, rememorar lo bueno contigo, lo bueno con el, lo bueno con la gente que me rodea y seguir sonriendo al hacerlo al sentirme satisfecha y ver que esa gente esta bien en sus vidas estando yo, o no. No busques culpables de mis alegrías y desdichas y no pretendas que eche al olvido de una sola tacada dieciseises de febrero, treces de noviembre o catorces de julio para quedarme con doces de mayo, porque quieras o no son mis recuerdos, mi vida, mejor o peor, pero la mía, como tu has tenido la tuya.
Siempre serás aquel niño grande que me hizo sentir princesa, pero igual que los bolsos neipi no volverán, los besos con aparato tampoco.

El pasado de una mujer son los besos que recibió, y su futuro los que anhela recibir. El presente solo es lo que los separa.

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