02 julio 2013

DISAPPOINTMENT

La desilusión es muy mala. Y además traicionera. Cuando crees que ya te has olvidado de ella, la muy desgraciada aparece. Y es difícil convivir con ella.
Porque tu puedes hacer las cosas bien, y ponerle empeño, y ser el mejor en todo lo que piensas, haces y dices, y que encima todo te salga a pedir de boca y sea la mejor época de tu vida porque todo sucede como quieres y te mereces, pero...¿y si no tienes ilusión por lo que haces? ¿sirve de algo que todo sea tan maravilloso?


Te preguntas cada día el porqué de tu tristeza, de que transcurran los días sin pena ni gloria aunque te feliciten por tu trabajo, te quieran mucho, tengas la cuenta en superávit, hayas adelgazado cinco kilos y descanses ocho horas de sueño diarias.
Y es que en ocasiones, parece que se tiene todo, que no se necesita mas de lo que ya hay, pero en el interior de cada uno falta esa chispita que nos haga despertar cada mañana con una sonrisa y hacernos creer que nos vamos a comer el mundo.
¿Dónde se encuentra esa chispa? ¿Qué hay que mirar o apreciar para poder tenerla? ¿Cómo saber qué falta para poder recuperar la carcajada diaria?

Y así un día mas, como la piruleta que se le cae al niño en el parque y la pisa algún transeúnte despistado, preocupándose de tener una suela de zapato pringosa, y sin tener en cuenta que con cada trozo de caramelo desprendido se desprende una lágrima, de un mocoso goloso.

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