Aquel día me dijeron que desde Villanúa las estrellas se veían más brillantes, por adolescencia o ceguera del pavo no me fijé precisamente en ese brillo estelar.
Otro día me dijeron que la nit del foc en Enguera era mágica y especial, me quedé con otro calor en el cuerpo que no venía de ninguna llama.
Desde Pitsburg por lo visto es fantástico recorrer las carreteras entre canales y llegar a San Francisco en el día disfrutando de aire de costa, en qudl momento me conformé con recorrer varias veces el camino de la renfe a casa.
En Cannes no todas las noches son de cine, son más bien marineras, y yo sin embargo me sentí como una celebritie en un parque de una ciudad de interior.
Cuántos destinos posibles, cuántos puertos como diría la canción y ninguno pisé. Y un día como hoy me acuerdo de todos y cada uno de ellos porque buscaba un verde brillo que me llenara de vida, y creí que estaría más lejos... Ilusa... A 31 km exactamente está mi brillo, y todos esos destinos pendientes. Quizá algún día pueda brillar con el en alguno de esos lugares, y si no, irradiaré felicidad a la vuelta de la esquina, pero con la certeza de que no he de buscar más.
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