No quiero luchar por lo que no veo que tenga sentido. No tengo ganas de eso, ni tengo fuerzas para hacerlo.
No estaba en el lugar, no estoy en el momento. Y tengo demasiadas cosas que hacer y que afrontar para estar pendiente de quien no me lo pone más fácil.
Necesito centrarme en salir hacia delante y que por una vez en mi vida las cosas salgan bien.
Y siento si esto duele a alguien, pero al fin y al cabo, cuando tenéis que estar, cuando tenéis que echarme una mano, estar un poco pendientes de mi, no estáis. Todos estáis ocupados, todos con mil planes, mil problemas, y ya he dicho muchas veces que hasta aquí y nunca lo he cumplido. Si generalizo, lo siento, cada uno sabe si le toca o no, y porque le toca. Ahora lo que me toca a mi es estar pendiente de lo que yo necesito, de lo que a mi me hace falta, de lo que a mi me interesa, me llena de vida, me merezco, me emociona, y me hace ser yo.
Estoy perdiendo mi vida y mi esencia por estar en pro de los demás y a parte me está llevando a un estado de amargura, soledad y cansancio que no puedo seguir así.
Tampoco tengo ganas de estar contando cada detalle de mi vida, que me pasa a cada instante, que siento en cada momento y que pasos doy cada día en mi trabajo.
Vosotros con vuestra actitud habéis hecho que yo haya aprendido a vivir en soledad y lo que es peor, a disfrutar de ella.
Si no respondo a vuestras llamadas, si no leo vuestros whatsapp, si no estoy tan pendiente o simplemente si no estoy, aunque suene a típica excusa de ruptura amorosa, no es por ti, es por mi.
Por mi, porque este es MI momento.
Un placer mantener a quien me entienda y lo aguante, otro placer a quien no lo haga y desaparezca por no obtener de mi lo que ya no pueda o quizá no quiera ofrecer.
Ya me he acomodado en mi asiento, si queréis subir en la siguiente estación recordad que es mi viaje y que estoy disfrutando del paisaje, así que no molestéis.
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